Elián
Un día a finales de marzo, mientras el sol se ocultaba, en medio de sonrisas quebradas y lágrimas emocionadas, nació Elián.
Desde que Alina, nuestra primogénita, decidió regresar a las estrellas, nos sentimos tan confundidos y dolidos que no sabíamos si seguiríamos como matrimonio.
Unos días después, en medio de un abrazo, nos propusimos seguir adelante juntos, de la mano, porque sabíamos que cada experiencia nos bendecía y preparaba para algo más grande.
En julio de 2017 salimos a diferentes destinos durante unas semanas. Un día, mientras Eri bailaba y cantaba bajo la luna, alzó la vista y se dio cuenta de que Elián, nuestra nueva y hermosa aventura se anunciaba en silencio en forma de una hermosa nube con la silueta de un bebé junto a la luna.
Empezamos a soñar y visualizar el parto perfecto. Música, un altar y suficiente intimidad fueron los ingredientes para recibirle. Sin embargo Elián y la vida decidieron ponernos de cabeza.
Elián acabó por nacer por cesárea tras doce gloriosas horas de parto. Horas que terminamos celebrando con baile, canto, meditación, risas y deliciosa comida. Fue un espacio tan mágico que, incluso al aceptar una cesárea, nos sentimos muy cerca el uno del otro, pudiendo apoyarnos con amor para seguir adelante.
Desde el primer día no dejamos de contemplar la magnificencia humana encarnada en Elián. Su mirada es dulce, alegre. Expresa sus descubrimientos con sonrisas y las sorpresas inesperadas con lágrimas. Es libre de expresarse, de moverse como quieres. Intenta varias veces aclarar sus deseos con gestos, sonidos y palabras. Confía en su ingenio y versatilidad para aprender de los desafíos. Hay plena atención a lo que escucha y con humor te lo informa. Siente lo que siente su madre, imita a su padre, copia cada gesto y comportamiento, reflejando luces y sombras para crecer y destacar. Mantiene la voluntad de contribuir, tiene su intuición en la superficie y es cariñoso con un amor desbordante, ilimitado y contagioso.
Gracias hijo, por poder poner nuestro mundo patas arriba, por acompañarnos con amor para hacerlo más bonito, lleno de alegría.